lunes, 15 de agosto de 2016

LA MUJER EN LA RELIGION

Para nadie es un secreto que desde el inicio de las civilizaciones la mujer no ha tenido el papel protagonista, que gozan de menos derechos que los hombres casi en todo el mundo, que han tenido que luchar arduamente para ser tratadas con la misma dignidad y respeto que a los hombres, para que sus  cualidades, virtudes y talentos pero sobre todo sus derechos sean reconocidos y puedan usarlos para algo más que cuidar de su esposo, de su familia y de su hogar. Parece que este gran esfuerzo que han puesto a lo largo del tiempo está empezando lentamente a dar frutos aunque aún queda mucho por hacer, todavía hay demasiados prejuicios, estereotipos, pensamientos arcaicos, machistas y misóginos por erradicar.
Sin embargo pese a todo el empeño y sacrificio con que las mujeres han empezado a lograr ser tratadas con igualdad hay un factor que pienso no les ha ayudado en nada, al contario ha sido un obstáculo demasiado grande, el mayor se podría decir, en la búsqueda de esta independencia tan anhelada, la relin.
¿Pero cómo un sistema de creencias, que ha sido una parte trascendental de nuestra cultura  y forma de vida desde siempre podría impedir algo que tan justo como es la igualdad entre hombres y mujeres?
Pero un hecho que capta mi atención es que a medida que el tiempo avanzaba que se suponía éramos más civilizados aumentaba el trato discriminatorio hacia la mujer en mayor medida  talvez por la llegada de las religiones como tal a muchos lugares del mundo, talvez con la llegada de estas religiones podemos entender   el patriarcado, los arreglos matrimoniales hechos por los varones a espaldas de las mujeres, el papel sumiso jugado por éstas en la historia, el harem, la ablación clitoriana; podemos entender que una comadrona en las comunidades rurales de Latinoamérica cobre más por atender el nacimiento de un niño que el de una niña, o podemos entender la lógica que lleva a la lapidación de una mujer adúltera en el África.
Podríamos decir entonces que las religiones han venido bendiciendo las diferencias de género, por supuesto siempre a favor de los varones, que son machistas y nunca han promovido la equidad real y si hay diosas mujeres, como efectivamente las hay, la feligresía está atravesada por el más absoluto patriarcado.
Podríamos incluso excusar a las religiones mas antiguas o a las grandes religiones monoteístas diciendo que sus expresiones abiertamente patriarcales y machistas son producto de sociedades mucho mas atrasadas donde hoy ya se comienza a establecer la agenda de los derechos humanos, incluidos los de las mujeres, sociedades que van dejando atrás el oscuro pasado del "sub-desarrollo". Y que por esta razón  dos milenios y medio atrás, Confucio, el gran pensador chino, pudiera decir que "La mujer es lo más corruptor y lo más corruptible que hay en el mundo", o que el fundador del budismo, Sidhartha Gautama, aproximadamente para la misma época expresara que "La mujer es mala. Cada vez que se le presente la ocasión, toda mujer pecará".
Así mismo, en una  lectura historiográfica  de la Sagrada biblia de la religión  católica, que en el Eclesiastés 22:3 pueda encontrarse que "El nacimiento de una hija es una pérdida", o en el mismo libro, 7:26-28, que "El hombre que agrada a Dios debe escapar de la mujer, pero el pecador en ella habrá de enredarse. Mientras yo, tranquilo, buscaba sin encontrar, encontré a un hombre justo entre mil, más no encontré una sola mujer justa entre todas". O que el Génesis enseñe a la mujer que "parirás tus hijos con dolor. Tu deseo será el de tu marido y él tendrá autoridad sobre ti", o el Timoteo 2:11-14 que dice  que "La mujer debe aprender a estar en calma y en plena sumisión. Yo no permito a una mujer enseñar o tener autoridad sobre un hombre; debe estar en silencio".
 Los seres humanos siempre hemos intentado concebir la historia como un continuo desarrollarse, y al proceso civilizatorio como una búsqueda eterna  de mayor racionalidad en las relaciones interhumanas, podría entenderse que cosmovisiones religiosas antiguas como la que aún mantienen los ortodoxos judíos repitan en oraciones que se remontan a lejanísimas antigüedades: "Bendito seas Dios, Rey del Universo, porque Tú no me has hecho mujer", o "El hombre puede vender a su hija, pero la mujer no; el hombre puede desposar a su hija, pero la mujer no".

Y es impactante ver que estas maneras de pensar siguen vigentes en la humanidad pese al gran progreso de los últimos siglos, desde una noción occidental, se pensaría que son religiones "primitivas" las que consagran el patriarcado y la supremacía masculina. En la población africana  100 millones de mujeres y niñas son actualmente víctimas de la mutilación genital femenina, practicada por parteras tradicionales o ancianas sin el más mínimo cuidado o higiene, a causa de la errónea idea de que las mujeres no deben sentir ninguna clase de placer sexual, ya que solo están para satisfacer las necesidades de los hombres y tener hijos, sin ni siquiera contemplar el hecho de que casi el 30% de las niñas a las que se les practican estos rituales mueren de infección por la falta de higiene además de que es un acto despiadado hacerle esto a niñas de apenas un año que no tienen manera de oponerse y a pequeñas entre los 7 y 15 solo les imponen esto como una obligación porque de negarse a que les realicen esta práctica son rechazadas por su comunidad o peor aún forzadas, y es que forzadas o no este acto desnaturalizado no es más que una violación a los derechos y la dignidad de las mujeres que no solo les quitan la posibilidad de sentir también las privan de su libertad, de conciencia, de pensamiento, desde que nacen les inculcan la sumisión a un hombre y  a una religión a la que no pueden contradecir en lo más mínimo porque de ser así el castigo es irrevocable

ANGIE PABON 

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